sábado, 25 de junho de 2011

Prólogo de Octavio Paz sobre el libro "Las Enseñanzas de Don Juan" de Carlos Castaneda

   Las drogas, las prácticas ascéticas y los ejercicios de meditación no son fines sino medios. Si el medio se vuelve fin se convierte en agente de destrucción. El resultado no es la liberación interior sino la esclavitud, la locura y no la sabiduria, la degradación y no la visión. Esto es lo que ha ocurrido en los últimos años. Las drogas alucinógenas se han vuelto potencias destructivas porque han sido arrancadas de su contexto teológico y ritual. Lo primero les daba sentido, transcendencia; lo segundo, al introducir períodos de abstinencia y de uso, minimizaba los transtornos psíquicos y fisiológicos. El uso moderno de los alucinógenos es la profanación de un antiguo sacramento, como la promiscuidad contemporánea es la profanación del cuerpo. Los alucinógenos, por lo demás, sólo son útiles en la primera fase de la iniciación.

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